Una ciudad que se jacta de ser educada, limpia y ordenada, debe predicar con el ejemplo. Y eso no es lo que se está viendo en el parque de juegos acuáticos de población Quinta Valle, donde los baños públicos merecen más que una «manito de gato».
La responsabilidad por supuesto que es compartida, tanto de autoridades y de la comunidad, en primer lugar; por abandonar a su suerte el lugar que sirve de panorama y distracción en este verano pandémico, donde no se puede salir a muchos lugares.
En segundo lugar, la educación y cultura que demostramos al no limpiar, y mantener el sitio en condiciones higiénicas permitidas, puesto que los que más usan estos recintos son los menores de edad que juegan en el lugar.
Más ahora en pandemia, donde deben existir condiciones mínimas de salubridad en el país, este recinto debiese estar aseados, limpios e higiénicos. La tarea es doble: para la autoridad en mantener limpio estos lugares, y para los vecinos en cuidar y proteger el aseo que se realice.