La resaca electoral del pasado 7M aún no termina por irse en buena parte del país. Los desastrosos resultados de una elección trascendentalmente intrascendente se ha traducido en un duro golpe para las fuerzas de izquierdas y del amplio arco que sostiene el mundo progresista.
En Atacama la situación no parece ser la mejor. Más de 41 mil personas dieron su apoyo al partido defensor más acérrimo del actual orden de cosas y que desde el primer momento se ha mostrado reacio a mover siquiera un ápice de la Constitución de Pinochet y que, para ser justo con la historia, Lagos y la vieja Concertación ayudaron a profundizar.
El apoyo popular en Atacama dio un espaldarazo a las ideas que profesa José Antonio Kast y todo su séquito de militantes. Lograron alcanzar la primera mayoría en la región con un candidato que, haciendo turismo electoral, supo leer mucho mejor la realidad de esta zona que muchos “politiqueros” de Atacama, como él llamaba a sus contrincantes.
Hoy Republicanos anuncia, sobándose las manos, su intención de sumarse e ir entusiastas a competir en la próxima elección municipal de 2024 en más de 200 comunas con un resultado que catalogan como “abrumador”. Es así como, además de ir por las principales urbes de Chile como Santiago, Valparaíso, Concepción y Temuco, también pondrán sus ojos en el norte.
De las 9 comunas que tiene Atacama, 8 presentan sobre un 40% de apoyo a un sólo partido político: Republicanos. E incluso en comuna como Tierra Amarilla, Vallenar o Alto del Carmen el respaldo que recibieron las ideas de sus candidatos superó el 52%, siendo en la comuna pisquera donde más se registró adhesión ciudadana.
A su vez, las fuerzas de la vieja Concertación y la lista Unidad para Chile, consiguió el alrededor del 40% de las preferencias, mientras que los candidatos del partido Republicano se quedaron con el 30% de los sufragios. Una situación preocupante y que se vislumbra como una real amenaza a las fuerzas de izquierdas y del mundo progresista en Atacama.
Ante este escenario, no sólo se hace una necesidad de primer orden el poder rediscutir la propuesta política y social con la que estas fuerzas se presentan ante una ciudadanía cansada, asqueada de la política tradicional y enervada al no reconocerse dentro de la esfera política, sino también ir perfilando a candidatos que puedan ser ejes de concentración ciudadana, que permitan transformarse en figuras convocantes, respaldados por amplias alianzas y que ofrezcan salidas políticas a cuestiones que hoy son prioridad para las personas: seguridad, migración, crecimiento y justicia social, pero en cuestiones concretas.
Además de trazar futuras alianzas políticas-electorales que, esperemos con esperanza, agrupen a todas las fuerzas democráticas y del mundo progresista que poseen nuestros territorios, sin ningún tipo de exclusión más que constituir un gran polo que movilice electores y dispute el sentido común de las personas. Un sentido común que dista de la perspectiva que hoy goza aún de vida en las izquierdas.
Las primarias municipales deben ser un proceso lo más abierto posible, que permita difundir las propuestas de nuestro arco de alianzas y que sean perfectamente diferenciables de las que podrán ir ofreciendo los sectores más reaccionarios de Atacama.
Tras esto, puede ir surgiendo una duda previsible ante esta nueva realidad política: ¿A quién dirigimos nuestras próximas campañas? y ¿Quién es el actual votante de nuestros territorios? Las respuestas no están del todo claras y el camino cuesta arriba dificulta mucho más la comprensión de estas cifras abrumadoras que recibimos el día domingo.
Lo claro está que para comunas como Copiapó, Tierra Amarilla y Vallenar, la unidad en torno a un sólo candidato, nacido desde el más amplio espacio democrático, es un imperativo de carácter urgente, ante una arremetida de la extrema derecha que dejó hace varios meses de ser una posibilidad ficticia en la política atacameña.
Desde este momento la escena política nacional se irá paulatinamente polarizando trayendo importantes impactos en la agenda pública y modificando las urgencias del gobierno. Este proceso obviamente llegará a los gobiernos regionales y comunales, haciendo en varios casos girar la brújula en 180°, sobre todo en temas de seguridad ciudadana, el tema más latente en los territorios.
Columna de opinión, Enrique Soto G