P. Enrique Balzán en el día de los enfermos: No estamos combatiendo solos, el Señor está con nosotros

La tarde de la quinta jornada de fiesta de La Candelaria acogió a las personas enfermas en el Santuario, las que recibieron el sacramento de la unción.

Presidida por el vicario general, p. Enrique Balzán, la celebración congregó a cientos de personas con problemas de salud, muy ancianas o con algún tipo de discapacidad física o cognitiva, en el patio frente al altar de piedra del santuario. La reflexión del p. Enrique comenzó con un agradecimiento a las personas, “porque muchos de ustedes ofrecen sus sufrimientos como oración por todos” y les dijo: “su sufrimiento no es pérdida de tiempo, a los ojos del Señor tiene valor; miremos a Jesús en la cruz, ahí tenemos la muestra tangible de que Jesús sabe lo que significa sufrimiento porque lo vivió”. Pidió “la sanación física y del alma, pidamos al Señor que nos tranquilice, nos dé su fuerza, su serenidad en el sacramento que vamos a recibir; no estamos combatiendo solos, está con nosotros el Señor, está María, nuestra madre”.

El p. Enrique, junto al rector del santuario, p. Francisco Javier Medina, el p. Enrique Sarneguet, el p. Mauricio Andrade y el p. Mario Vignola, realizaron el rito de la imposición de las manos a la asamblea y luego se acercaron a las personas para darles el sacramento. Al final también se hizo oración y se entregó una bendición especial a las cuidadoras y cuidadores, reconociendo su labor y dando gracias al Señor por su servicio en los hogares y centros de salud.

Los pobres de nuestro tiempo: migrantes, mujeres víctimas de violencia y ancianos abandonados

La novena de este día continuó la revisión del documento de la primera sesión del Sínodo sobre sinodalidad. El p. Enrique Balzán, leyendo la reflexión preparada por Mons. Ricardo Morales, habló de “los pobres de nuestro tiempo”, una larga lista descrita en el documento, y de la cual puso atención en tres: los migrantes, las mujeres víctimas de violencia y abuso, y los ancianos abandonados.

Sobre la migración, dijo que era un fenómeno “que como país no la hemos sabido enfrentar ni mucho menos prever en sus consecuencias” y enfatizó que “la responsabilidad la tienen los gobiernos involucrados, tanto el que recibe, como el que suscita la migración”. Llamó a “denunciar todos aquellos lugares en que las libertades y los derechos humanos no son respetados, no lo hacemos como políticos, lo hacemos como cristianos”.

Sobre las mujeres víctimas de violencia, el obispo mencionó que aún se desconoce el paradero de tres jóvenes desaparecidas en Copiapó. “Esto no nos puede dejar tranquilos, hay algo que tenemos que hacer, la violencia contra la mujer no se puede normalizar”, y agregó: “No podemos guardar silencio frente a la violencia que conocemos, la complicidad también es parte del problema”.

Por último, se refirió a los ancianos abandonados. “Nuestras parroquias y capillas reciben a muchos adultos mayores, -señaló- que a veces viven solos, con pensiones de hambre y que dependen de los vecinos muchas veces para comer” agregando que “esos hermanos y hermanas mayores son un tesoro que tenemos que cuidar. Tenemos una deuda pendiente con los mayores, son depositarios de nuestras tradiciones y mantienen viva la identidad de nuestra cultura”.

Misa de la tarde con la concelebración de Mons. Gaspar Quintana

Esta misa fue presidida, como cada tarde, por el vicario general, pero fue concelebrada por el obispo emérito de Copiapó, Monseñor gaspar Quintana, quien se encuentra de visita en la diócesis y que quiso participar de la fiesta. Cabe señalar que don Gaspar, antes de ser obispo, vino muchas veces a colaborar en la Fiesta, por petición del entonces obispo, Mons. Fernando Ariztía. Don Gaspar fue quien compuso la oración, el himno de La Candelaria, el trote, y los versos de la Misa Solemne. Su presencia en el Santuario fue recibida con grandes muestras de cariño por los presentes.

El padre Enrique advirtió en la homilía que no hay que acostumbrarse a las situaciones negativas, a la mentira, a la corrupción, a la violencia física, verbal y virtual. Y recalcó que “la evangelización, el testimonio, no es solo de curas y monjas, es de todos nosotros los bautizados”.

El programa continúa en el Santuario, con las celebraciones eucarísticas desde las 6 de la mañana, la novena por la tarde y la misa vespertina. Cabe destacar que la procesión de las Candelas será el jueves 1 de febrero desde las 21.30 horas y la bendición de los niños, el viernes 2 a las 11 horas.

Compartir

Facebook
Twitter
WhatsApp