El misterio de la muerte de las hermanas Quispe

Un extraño caso conmocionó al sector de La Tola, a 4.000 metros de altura y a 190 kilómetros al interior de Copiapó, a comienzos de la dictadura. Tres hermanas pastoras de la etnia Colla aparecieron colgadas, y a su lado, muertos como ellas sus animales y mascotas. Una escena dantesca.

Asesinadas, dijeron algunos, suicido afirmaron otros. A cuarenta años del hecho, sigue siendo un misterio, real, que, desde el murmullo, ha llegado a las salas de teatro y a la pantalla grande, las de ficción. Si muertas por voluntad propia o intervención ajena en un extraño ritual, a nadie pareció importarle. No hubo una investigación exhaustiva, que permitiera saber cómo murieron estas tres mujeres, a quienes llamaban “Las brutas”.

Dé por hecho, estimado lector, que los nombres de las tres actrices que en el cine protagonizan este drama, resultarán al final más conocidos que el de los reales personajes. Catalina Saavedra, Francisca Gavilán y Digna, una prima de “las ánimas de la piedra”, encarnan la historia trágica de Justa (50), Lucía (39) y Luciana (46) Quispe Cardozo.

¿Qué pasó en el altiplano?

Hasta hoy no hay claridad acerca del hecho. Lo único conocido, es que el 3 de diciembre de 1974 fueron encontradas inertes, pendientes de sendas cuerdas atadas a sus cuellos y curiosamente con un lazo enrollado a sus cuerpos. Amarradas a una roca de cuatro metros de altura.

A su lado, sus perros colgados, un poco más allá, sus otros animales degollados. Sin embargo, sus ropas y sus pocas pertenencias lucían ordenadas, pulcras, como si fueran a iniciar un viaje.

Se dedicaban al pastoreo y crianza de cabras, de los pocos animales que eran capaces de sobrevivir a esas alturas y en ese ambiente hostil. Producían quesos y vendían la leche o de vez en cuando carneaban algún cabrito. Pasaban semanas sin ver a nadie.

La causa que se abrió como consecuencia del descubrimiento se denominó “Hallazgo de cadáveres”, se le asignó el rol 22.640 en el Primer Juzgado del Crimen de Copiapó y quedó archivada. Hasta hoy. Solo 35 hojas dan cuenta de toda la investigación, que estuvo a cargo de Milton Juica, conocido luego porque llegaría a ser presidente de la Corte Suprema. “No hubo intervención de terceras personas, sino que se trató de un suicidio colectivo”, fue la conclusión. Cinco meses duró el proceso.

Animales sueltos

Eugenio Quispe fue quien las encontró. “Ellas vivían por el campo no más, no como uno que tiene casa en Paipote (…) ellas nunca bajaban al pueblo. Me llamó la atención ver a sus burros llegar solos por donde estábamos. Estaba oscuro y era de noche, así que me dispuse al otro día ir a verlas para saber qué les había pasado, nos dio ‘cosa’ a nosotros”.

Y continúa rememorando: “Apenas aclaró el día me fui a verlas y cuando llego allá, me encuentro la sorpresa que estaban los animales carneados en el ranchito donde estaban acampadas… me preocupé porque no sabía qué había pasado ahí… como decían que los milicos las iban a matar. Yo pensé, tienen que ser los milicos no más” …

“Me fui a rastrear para arriba y justo cuando iba pasando por la roca, vi a una colgada ahí, vi eso no más y me pegué la vuelta altiro, porque me asusté, poh. Luego dieron cuenta a Carabineros. Como que se subieron de la piedra y se descolgaron pa abajo. No tenían ni una herida, nada, nada pueh”, concluye Eugenio.

Esa aparece como la “verdad oficial” y es también a la que han arribado varios analistas del tema, como Nicolás Marín, investigador de la etnia Colla, para quién “el hombre debe volver de donde vino, o sea volver a Dios y volver de donde es, que es la tierra. En la mitología de los pueblos Aymará o Quechua, existe el suicidio y lo hacen en piedras, se amarran a una piedra y se suicidan”, afirmó.

“El diablo en la cabeza”

Una familiar de “Las brutas”, Dina Quispe, aseguró que “ellas a veces andaban idiotas, pero eso nah que ver con la cuestión que les pasó… No creo que hayan estado con mala economía, porque tenían más de trescientos animales y se mandaban ellas solas”.

“A lo mejor tenían el diablo en la cabeza”, reflexiona Dina Quispe, “eran muy decididas; si se les ocurrió suicidarse, se suicidaron no más… o puede haber sido alguien que las asesinó…esto fue raro, una cosa rara, como todo en la Tola, se sienten cosas raras, los espíritus malos tienen mucha potencia, señaló.

Estaban desesperadas

En el año 1974, hubo dos hechos que llegaron a sus oídos y les habrían afectado fuertemente. Un decreto prohibió la corta de leña y la fabricación del carbón. Por otro lado, se intentó terminar con la actividad ganadera caprina por parte del Servicio Agrícola y Ganadero, por el daño que ocasionaría al arrancar su alimento, la desertificación.

Las hermanas Quispe, que como todas las familias Collas del sector se dedicaban casi de manera exclusiva a la ganadería caprina, deberían cambiar violentamente de rubro y ellas no conocían otra actividad, más que vivir del pastoreo. Deberían migrar a pueblos y ciudades y solo una de ellas lo había hecho con anterioridad.

Recuerda Dina Quispe que “en esos años andaban los milicos para arriba y para abajo y les decían que tenían que ir a inscribir las señales que tenían y que también tenían que ir a inscribir los animales, porque o si no los milicos se los iban a quitar”.

Las hermanas, como todos los Collas del sector, no eran dueños de la tierra, solo de lo que llevaban encima y de sus animales, en un constante deambular por el altiplano. El también pastor de la etnia, Humberto Bordones, duda que se suicidaran: “Nunca se ha sabido cómo fue la muerte de ellas, pero cómo iba a ser eso de decir matarse las tres juntas, no creo”, señala.

“Quizás las mataron”

Muchos son los testigos que relatan que un par de días antes de que aparecieran muertas, un helicóptero del Ejército estuvo ahí. “porque en ese tiempo estaba el asunto de los militares y ahí puede que ‘haiga’ pasado algo también, por que vieron que tenían plata, porque tenían hartos animales, a lo mejor las mataron ellos, quién va a saber”, afirma Humberto.

Otro Bordones, Paulino, manifestó: “Yo conversé con un caballero que traficaba por aquí en un camión de la Esso que trabajaba para la mina Marte y un día yo me embarqué aquí y él me conversó: “¿Las niñas Quispe que mataron para la cordillera venían por aquí?, me preguntó. Si le contesté…, (me dijo) yo sé que las mataron, porque un hermano mío las mató, uno que era milico y que andaba con un Teniente registrando la cordillera, y las mataron porque las niñas estas daban facilidad a los comunistas para que se arrancaran para la Argentina, por eso las mataron” …

Y continúa su relato Paulino: “Me dijo que tenían animales cargados porque una de ellas estaba en punto de irse para donde estaban los papás de ellas (…) Las mismas niñas le conversaron antes que habían llegado 2 hombres jóvenes y altos que andaban de civil, que estuvieron conversando con ellas y que andaban buscando gente que se arrancaba. Ese hombre que me contó que su hermano había sido el que las mató, me dijo que lo había hecho lastimosamente, pero ‘órdenes son órdenes’, así como ha muerto mucha gente”, recordó el campesino.

De la leyenda al mito

Como toda historia de misterio, en que realidad se mezcla con el imaginario colectivo, el caso de las hermanas Quispe fue descubierto y estudiado por gente de cine y teatro. Reunía todas las condiciones para realizar una gran obra. Y no se han equivocado.

El exitoso documental de Octavio Meneses que contó con el patrocinio del CNTV, “Las brutas” de Juan Radrigán en las tablas en la década de los 80s, o “Las extintas” de Andrés Cárdenas y la Compañía de Papel y por último “Las niñas Quispe” de Sebastián Sepúlveda, han catapultado esta historia real a una dimensión fabulosa, adornada con elementos fantásticos, propios del folclore.

La película

Con gran éxito internacional el año pasado, hizo su estreno en el Festival de Cine de Venecia “Las niñas Quispe”, de Sebastián Sepúlveda. Ahora en septiembre, ha llegado a la cartelera nacional. Destacan las actuaciones de Catalina Saavedra (La Nana, Gatos Viejos), Francisca Gavilán (Violeta se fue a los cielos) y Digna Quispe, la prima de las hermanas que inspiraron la obra.

Varios galardones acompañan la obra: el Premio del Público en el Festival Filmar de Suiza; Premio a la Mejor Fotografía y Premio de la Crítica en el Festival de Lima, Perú. La cinta con gran ambientación y creíbles personajes relata la historia de las tres hermanas.

La participación de una prima de las fallecidas y de Catalina Saavedra, quien el año 2007 ganó el Altazor por su interpretación en la obra “Las Brutas” de Juan Radrigán, basada también en el mismo caso, dan un particular realce a la película.

Francisca Gavilán por su parte, destacó en su interpretación de Violeta Parra en la película “Violeta se fue a los cielos”, obteniendo los premios como Mejor Actriz en los festivales de Huelva y Guadalajara, así como también la distinción a Mejor Actuación Femenina en Lima.

Otro mérito se advierte en el filme: la dirección de fotografía. El manejo de la luz provoca una puesta en escena notable que realza aún más las actuaciones de Catalina Saavedra, Francisca Gavilán y Digna Quispe. El trabajar con sólo tres personajes podría ser un arma de doble filo y agotar al espectador, pero el director maneja muy bien los tiempos y sobre todo los silencios entre las hermanas Quispe, entre los cuales van llegando a su decisión final.

“Las Brutas” de Juan Radrigán

La historia de las hermanas Quispe ya había logrado llegar a las tablas de la mano del director Juan Radrigán. En algo más de dos horas el año 2011, el director logra reproducir con gran éxito, las condiciones de aislamiento y marginalidad vividas por los personajes. Sobre todo de los denominados “personajes marginales”, propio del sello teatral de Radrigán.

En Las Brutas, ese efecto se encuentra muy bien logrado y busca entender una decisión gatillada por el violento cambio de vida a que habrían sido arrastradas las hermanas Quispe Cardozo. Mantiene inalterable el lenguaje de los personajes originarios, eso ayuda a conocer y comprender ese pedazo de país cuya identidad nos parece ajena. No se complica Radrigán con los errores idiomáticos y de pronunciación, por el contrario, eso le da riqueza a su obra.

En el Centro Cultural Gabriela Mistral, a principios de este año, hizo su estreno otra obra basada en basada en el guion de Juan Radrigán, “Las extintas”. Andrés Cárdenas se adentra en los ritos de un pueblo originario, los Collas, que están a punto de extinguirse e indaga sobre la causa y la forma en que murieron las hermanas Quispe. Si fue suicidio colectivo, asesinato o rito ancestral de muerte, son las temáticas que aborda este trabajo coreográfico de la Compañía de Papel.

El documental “Las Hermanas Quispe”

Octavio Meneses llevó adelante una gran investigación el año 2008, que dio como resultado el documental “Las Hermanas Quispe”. Ambientado en el mismo lugar en que se desarrollaron los hechos, con la participación de todos los personajes reales que fueron relevantes en la historia y que siguen vivos, la familia, los vecinos, el carabinero del retén de la zona, el transportista que les proveía de víveres a cambio de quesos y hasta quien las encontró, conceden al trabajo, un tinte de notable realización.

La fotografía, el diálogo, la música y el desarrollo de los 30 minutos del documental, permiten al espectador aproximarse al tema, percibir que más allá de nuestras narices, existe una realidad, perdida, olvidada y hasta desconocida, de compatriotas que sobreviven en la máxima precariedad. Sin educación ni medios que les permitan vivir humanamente, pero que a su vez, condición que ellos mismos no quieren perder, pues es propia de su identidad cultural.

Domingo Garrido, el transportista que comerciaba con ellas, cierra con su reflexión de manera magistral el documental. “Lo que sucedió es una incógnita, aunque yo siempre he pensado que ellas no se ahorcaron, Nunca ha sido creíble de mi parte que ellas hayan tomado esa determinación. Como yo las conocí, no lo creo. Eran libres y no tenían nada que pedirle a nadie, por eso pienso que pudo haber existido algo más respecto a la muerte de ellas. ¿Por qué estaban colgadas con ese cordel amarrado alrededor de la cintura entorno a la roca? esa fue la pregunta que nos dejó en duda”. Y es la misma duda que hasta hoy, nadie ha podido despejar, con certeza.

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