Robert Francis Prevost fue elegido el jueves por 133 cardenales como el papa número 267 para dirigir a los 1400 millones de católicos del mundo. Es el primer papa procedente de Estados Unidos y eligió el nombre de León XIV.
Esto es lo que hay que saber sobre el nuevo pontífice, cómo fue elegido y los retos a los que se enfrentará como sucesor del papa Francisco, quien falleció el mes pasado a los 88 años.
¿Quién es el nuevo papa?
Robert Francis Prevost, de 69 años, nació en Chicago y trabajó dos décadas en Perú, donde se convirtió en obispo y ciudadano naturalizado, y luego ascendió hasta dirigir la orden religiosa internacional de la que es parte. Hasta la muerte de su predecesor, el papa Francisco, ocupó uno de los cargos más influyentes del Vaticano: dirigir la oficina que selecciona y gestiona a los obispos de todo el mundo.
Miembro de la Orden de San Agustín, comparte con Francisco su compromiso con los pobres y los migrantes, y con su compromiso de reunirse con las personas en donde se encuentren. El año pasado declaró al sitio web oficial de noticias del Vaticano que “el obispo no debe ser un principito sentado en su reino”.
Ha pasado gran parte de su vida fuera de Estados Unidos. Ordenado en 1982 a los 27 años, se doctoró en derecho canónico en la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino de Roma. En Perú, fue misionero, párroco, profesor y obispo. Como líder de los agustinos, visitó órdenes de todo el mundo. También habla español e italiano.
¿Quién eligió al nuevo papa?
El sucesor de Francisco fue elegido en un cónclave que comenzó el 7 de mayo. Los cardenales, conocidos como los “príncipes de la Iglesia”, se sitúan justo por debajo del papa en la Iglesia Católica Romana; en conjunto, se les conoce como el Colegio Cardenalicio. Actualmente hay 252 cardenales. Solo pueden votar los menores de 80 años, y son 135, el mayor número en la historia de la Iglesia. El papa Francisco nombró a cerca del 80 por ciento de ellos.
Cuando un papa muere o dimite, lo que no es habitual, el colegio elige a su sucesor. Los cardenales votan repetidamente hasta que hay una mayoría de dos tercios. Después de cada votación, las papeletas se queman en una estufa, junto con un aditivo que produce un color. El humo sale por una chimenea que puede verse desde la Plaza de San Pedro, donde suele reunirse una multitud para observar y esperar. Si una votación termina sin una mayoría de dos tercios, el humo es negro. Cuando se alcanza una decisión, la fumata blanca.
¿Cuánto tiempo se tarda en elegir a un nuevo papa?
La duración de los cónclaves papales ha variado mucho a lo largo de los siglos. Desde 1900, este ha sido el quinto papa elegido en dos días.
El cónclave más largo durante ese tiempo necesitó 14 votaciones, duró cinco días y derivó en el nombramiento del papa Pío XI en 1922. Francisco fue elegido tras dos días de votaciones.
El cónclave más breve, la elección del papa Pío XII en 1939, requirió tres votaciones. Pero no siempre ha sido tan rápido: el cónclave que terminó con la elección del papa Gregorio X el 1 de septiembre de 1271, duró dos años, nueve meses y dos días.
¿Cuáles son las cuestiones clave en la Iglesia católica?
Los cardenales tuvieron que decidir si elegir a un papa que siguiera el camino de apertura e inclusión de Francisco o elegir a un pontífice que forjara uno diferente. Durante sus 12 años de pontificado, Francisco hizo declaraciones históricas que alentaron a los progresistas, como permitir la bendición de uniones entre personas del mismo sexo y alzar la voz en favor de los migrantes.
Los cardenales que eligen al papa parecen a veces tan polarizados ideológicamente como muchos votantes laicos de todo el mundo. Muchos líderes católicos conservadores no están de acuerdo con Francisco.
Pero las divisiones típicas entre progresistas y conservadores no se corresponden tan nítidamente con las batallas ideológicas dentro del Vaticano y de la Iglesia en general. Existen debates complejos sobre el papel de las mujeres y de los católicos LGBTQ en la Iglesia, sobre si debe permitirse casarse a los sacerdotes, sobre la responsabilidad por los abusos sexuales del clero y sobre otras cuestiones divisivas.
Fuente: www.nytimes.com