La cantautora y compositora Jacqueline Castro Ravelo, ha llevado su voz y su pasión por enseñar no solo a distintos puntos del país, sino que su trabajo ha hecho que sea reconocida en el extranjero. Hoy está en Mozambique (África), entregando su arte y dando a conocer el trabajo de Gabriela Mistral y Violeta Parra.
Radicada en Vallenar, ha logrado distintos reconocimientos por su trabajo, el 18 de diciembre recibió el “Premio de Reconocimiento y Fortalecimiento de la Identidad Cultural Regional (Región de Atacama, Chile)”, del Ministerio de las Culturas las Artes y el Patrimonio, gracias a su trabajo cultural de resguardo de la memoria, referente al golpe de Estado cívico militar en 1973.
También su nombre es conocido por su obra “Cantata Chacabuco memoria viva”, una obra que relata la realidad de los detenidos en Chacabuco (ex oficina salitrera) entre 1973 y 1975 a través de la música, poemas escritos por ellos los que fueron interpretados en canciones. Se trató de un homenaje a los ex presos políticos que estuvieron con su padre en Chacabuco y a las mujeres que los apoyaron, entre ellas a su madre.
En su carrera ha hecho un trabajo de investigación de folklore del Valle del Huasco de cantos, cuentos y poesía. Desde 2005 se dedica a hacer composiciones basadas en poetas latinoamericanos y holandeses, en el mismo año grabó Tambor Indio, una edición bilingüe de poemas de Gabriela Mistral. En 2012, grabó Retratos-Portretten, con poemas de Gabriela Mistral musicalizados en diferentes ritmos latinoamericanos, acompañada de su ensamble.
También en su trabajo ha dado a conocer el trabajo de Violeta Parra a través de la música. Ella reconoce su admiración por ambas. “Desde la escuela básica y en 2005, cuando vivía en Holanda, viendo que de la Embajada de Chile no se le daba importancia a conmemorar los tantos años de Gabriela Mistral haber recibido el premio nobel, organicé en colaboración con músicos y artistas plásticos, chilenos y holandeses, un homenaje a Gabriela. Allí comencé a hacer canciones de su poesía lo que resultó en 3 CDs Tambor Indio, producción bilingüe (holandês y castellano) y en 2012, como despedida de Holanda Cd Portretten- Retratos con 13 composiciones mías”.
Considera que tiene aspectos en común con la poeta. “Soy embajadora cultural de Chile, yo me he autodenominado eso porque he representado a Chile y Latinoamérica en muchos países, llevando la música chilena, la música latinoamericana, los ritmos latinoamericanos y mi idioma a diferentes partes del mundo. Ella también es luchadora por los derechos de los niños, derechos de las mujeres, derechos de los de las personas más maltratadas de la humanidad, sobre todo de los indígenas. Yo acabo de recibir un premio por precisamente por apoyar en los trabajos de memoria, trabajos culturales de memoria por los 50 años del golpe de Estado cívico militar. La fascinación también que tengo por el idioma. Ella es una escritora, yo no soy escritora, pero me fascina el idioma”, expresó.
“La naturaleza y ella le fascinaba, yo me sorprendo también, estoy aquí debajo de una de un mini bosque de bambú y bajo también unos árboles inmensos que se ven en las películas”, dijo.
VIAJE A ÁFRICA
Durante años ha recorrido diversos países con su música. Un motivo para viajar a África radica en que siempre quiso hacer un viaje por el mundo. “En este tiempo es la oportunidad para hacerlo, conocí a Roberto Cuenda Guzmán, un sacerdote que ayudó a trabajos comunitarios, sobre todo a hacer pozos de agua en Maringué, una pequeña localidad de Mozambique. Y mirando y escuchando sus relatos me empezó a fascinar más y me puse muy curiosa. Y por eso estoy aquí. (…) El deseo de saber más acerca de los de los ritmos, de estudiarlos y de verlos como lo hacen aquí directamente. Estuve con un grupo que se llama Chaka, me fueron a visitar al lugar donde ensayaba para ir a dar mi primer concierto en la Casa del Artista en Beira. Estoy en Beira, en la casa de María y Fernando. Ellos llevan este centro cultural que se llama Casa do artistas, una joya mundial. Es un patrimonio de Beira. Es el primer edificio del tiempo de la colonización portuguesa, que lo restauraron y quedó de una forma maravillosa. Tiene un pequeño teatro, sala de exposiciones, sala de biblioteca y de reuniones”.
Contó que “ahí me tocó cantar y voy a dar un workshop a los chicos, a las chicas y los chicos, entonces eso entonces a ver, que se mí, mi errancia, mi deseo de mirar el mundo con mis propios ojos, de estudiar un poco ritmos y eso y y maravillarme de lo que el ser humano es posible de aguantar y de crear”.
Fuente: www.soychile.cl