Una nueva jornada se vivió en el Santuario de La Candelaria, en el marco de la fiesta grande, esta vez rezando de manera especial por las mujeres. En la catequesis que realiza cada tarde durante la novena, el obispo de Copiapó, Monseñor Ricardo Morales, habló sobre la inclusión, partiendo de la base de que es Dios mismo quien “busca ser incluido en la conciencia humana, para enseñarnos la pedagogía del amor” y que “elige a los pequeños, a los no considerados por los poderosos, porque el reino está a disposición de todos, todos estamos invitados al banquete de comunión con Dios y entre nosotros. La mesa es para todos”. Por eso, llamó a incluir, al modo de las primeras comunidades, que anunciaron la buena noticia a todos, integrándose incluso a culturas desconocidas. “El proceso del anuncio no dejo de tener dificultades, -manifestó- pero nos ayuda a entender que la llamada a la inclusión no es novedosa sino que está en el centro del mensaje de Jesús”.
En la misa, el mensaje del obispo se centró en las Bienaventuranzas, a las que don Ricardo llamó “programa de vida”, destacando valores como la paciencia, la misericordia y la mansedumbre. Al referirse a las mujeres, don Ricardo dijo que “en la mujer precisamente descubrimos la paciencia, la misericordia, el trabajar por la paz; muchas veces en la casa la que pone los paños fríos es la mamá, quien tiene misericordia por el hijo descarriado es la mamá o la abuelita; quien espera al hijo con un plato caliente en la mesa”. Pidió al Señor “que nos regale el corazón puro, que nos permita trabajar por la paz, desde la sencillez y la pobreza”.
En la misa se hizo oración por las mujeres migrantes, las adultas mayores, sobre todo las que viven solas; por las mujeres que sirven en las pastorales de parroquias y capillas; las religiosas, especialmente las que trabajan en la diócesis, y por las que sufren maltrato físico y sicológico. En el momento de la ofrenda, s llevaron al altar tres jarrones con una flor por cada una de las 41 mujeres asesinadas el año 2022.